jueves, 25 de marzo de 2010

La Lola


Tendida en el sofá esperaba instrucciones de aquel que no le importaban sus decisiones.Sabía que debía rebelarse, buscar, correr; pero la figura de represión era más grande y en ocasiones parecía omnisciente.

Lola la que tantas veces había planeado su futuro ahora estaba sentada en aquel sofá esperando órdenes, esperando que alguien controlara una vida en la que sólo buscaba la libertad de la que le habían hablado desde que tenía 5 años, pero que al cumplir los 30 todo se convirtió en una conversación utópica, porque para aquel entonces ya no existía el sol, la playa, el viento en el rostro o las horas desperdiciadas en un pastal. Quedaba por supuesto el buen cigarrillo y si alcanzaba el dinero o las enfermedades la dejaban, un buen trago.

Las noches se hacían eternas y llenas de llanto y los días consistían en el mismo sofá que la esperaba todos los días además de un celular que solía controlarla.

Y es que la lola de las canciones sólo hacía parte de un mundo que ella estaba lejos de alcanzar…

jueves, 11 de marzo de 2010

Épocas

"Porque nadie volverá a comprender qué es pedir una compañía que parezca soledad".

Porque todo cambia y lo bueno o lo malo, aquello que cada cual valore, se va perdiendo entre la mente, se confunde con nuevas experiencias y se pierde el rastro de que lo malo también fue bello.

Por los viejos tiempos en los que no hubo cerveza, ni vino, ni llanto pero bastaba cruzar miradas sentarse en la piedra de un bosque compartido con otras 700 mujeres para darse cuenta que nada tenía sentido, que las charlas con aquellos que inspiraban lastima eran la crónica de un futuro. Por la reja que servía de cárcel y de paisaje; por todo lo que generó conflicto y hacía creer que la juventud estaba vacía pero que en un futuro poco prometedor estarían desencadenando una revolución.

Los buenos tiempos parecen próximos y separadas hacen más que dos entes agobiados; pero nadie olvidara las largas charlas, las risas, los bares sin licor, el licor sin alcohol que obraba maravillas, la música y todas las conversaciones que las hacían ajenas al mundo en el que ahora están sumergidas.

martes, 9 de marzo de 2010

Un mundo feliz sin soma


"las sociedades occidentales se rigen por la creencia de que la modernidad es una condición única, algo que es en todas partes igual y siempre benigno" John Gray

La idea del progreso hoy es implantada por las potencias mundiales; un mundo feliz es un mundo que progresa y la idea del progreso no es concebida como algo relativo, ni como debería de pensarse de acuerdo a la cultura, por el contrario,este va marcado por el modernismo y los avances que propone el primer mundo. Pero más allá de de la falta de pertenencia hacia la cultura propia de los países en vías de desarrollo, el problema es otro; éste radica en la sociedad de consumo, pero no en aquello que una persona del tercer pueda llegar a comprar, sino en aquello que no puede adquirir, precisamente porque no tiene los medios para hacerlo.

Pero el soma que planteaba Huxley para el futuro es casi una metáfora de la realidad del presente. Sí, es cierto, nadie nos da la tableta del soma, al menos no de forma física; ahora nos obligan a comprarla, a sentirnos inútiles sino se adquiere un producto nuevo. que el mundo no reconozca el concepto de soma no significa lo hayamos probamos.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Miedo a escuchar

Era como si sus palabras llegaran a mis oídos y penetraran de tal forma que era imposible no aterrarse y casi doblegarse ante ellas.

Cuando estaba pequeña siempre lloraba por el mismo motivo, motivo que ahora era imposible de negar, aunque a diferencia de mis perturbadores llantos; esta era una realidad donde no había apoyo de ninguna clase. La idea seguía retumbando en mi mente y nadie lo comprendería, después de todo era un problema de todos pero ninguno quería echarse la culpa.

Justo aquel día me había sentido sola, perdida, incomunicada y desubicada. "Nadie escapa de esto" había sido la frase final de aquella predicción; sus palabras daban vueltas en mi mente, las cosas se complicaban para mí, además lo que pasaba en el exterior no me hacía sentir más fuerte, por el contrario, me sentía indefensa y en un campo de guerra, pensaba en cómo sería perder a mi familia en una situación similar; era como si mi habitación fuese una trinchera y cada individuo cercano fuese mi enemigo.

El movimiento de cada objeto me hacía sentir un profundo deseo de llorar y traía a mi mente una serie de cuestionamientos que sólo conseguían ahogarme, pero tenía algo claro, estaba sola en la ciudad perdida.

Consuelo


Era como si después de tantos años volviese a vivir, su apatía a todo lo que pudiera generar un buen recuerdo había sido suprimido de su mente después de la separación con su esposo; pero estoy segura de que ese día ella volvió a vivir.
Nos encontrábamos en el ático reunidos viendo el lamentable estado en que se encontraba la abuela, lo más triste es que nadie parecía escuchar aquellas envolventes y reveladoras palabras de la abuela; nadie, incluso Consuelo que andaba totalmente calmada con aquel escalofriante suceso.

Recuerdo que luego bajamos a la sala para que la abuela pudiera descansar; pero antes de bajar había pedido que dejáramos sonar la radio en el cuarto de abajo, de forma obediente hicimos lo que pedía. Muchos fueron a la cocina por café, otros sólo salieron al jardín, en ese momento Consuelo y yo quedamos en la sala a merced de lo que quisiera sonar en la radio; era cierto que yo era sentimental, pero todos estábamos contagiados de este mismo deseo de llorar ante la posibilidad de perder a nuestro miembro mayor; todos excepto Consuelo que desde las últimas palabras de su ex marido había quedado sin ninguna emoción, según decía mi madre eso era fortaleza pero aquellos consejos de mujer resentida que solía darle a las casadas ponían en duda su verdadera intención.

Hubo un momento de silencio, y luego ocurrió. Era el sonido de un piano, era una melodía de Aznavour; por un breve instante el tiempo se congeló y luego del rostro de Consuelo, dos lágrimas se deslizaron. Era obvio que todo el tiempo que trató de negar sus emociones ahora se hacía presente en una canción, el piano nos acogía y nos hacia una sola, las dos sabíamos que la canción tenía una connotación especial en nuestras vidas; el momento parecía mágico, lo que no sabíamos era qué tipo de magia usaba el azar en aquel momento.

Sin poder dar marcha atrás sólo me miró y se dejó llevar por la música, ella había vuelto a vivir, y aunque parecíamos ignorar la historia de la canción, sabíamos que era ésta un recuerdo de la época en la que cada una pudo vivir su propia historia ya fuese filial o amorosa.

En el momento en el que Consuelo lloró, Lamentablemente la abuela murió, nadie sabe lo que pasó en la sala, pero yo sé que a pesar de la muerte de la abuela Consuelo volvió a vivir.