miércoles, 12 de mayo de 2010

Encuentros forzados

Muchas veces por motivos poco personales, los caminos de dos personas tienden a estar ligados y por más que se eviten siempre va a resultar el motivo para el reencuentro; peor aún, por más que se evite sentir el vacío del otro, entre la multitud siempre le va a faltar la mirada del ente despreciable.

Y nosotros que no sabiamos quién quería ignorar al otro...


Sí, muy mágico el ambiente para hacer referencia a un ser que al escuchar un NO O un TAL VEZ, huía a los brazos de un SÍ ( no importa que tan dudoso fuera el monosilabo).

Pero por ese tiempo ni queriamos hablar, ni nos interesaba la hipocresia; por eso, yo decidí alejarme y...bueno, mejor seguir con la normal y aburrida aventura de la "vida estudiantil". Por su parte, y como buen entepicaro, decidió seguir buscando entre las mismas una diferente.

Y ese día en el que la necesidad hizo que se cruzaran de nuevo los caminos, cada uno fingió tener la conversación cortez. Yo fingi seriedad y aquél ente con pocos sentimientos hacia mí, fingió que nada había pasado, después de todo el interés nunca fue alto.

miércoles, 5 de mayo de 2010

El libro de Paco


Y Paco escribe sobre la historia que no se dio y por celos o quizás porque el descaro primaba en ella terminó sin ninguna explicación; y ella llora porque su instinto animal poco se satisface.

Paco sólo la mira como quien ha perdido el juego mientras ella ríe porque necesita conservar la cordura que pierde cuando sabe que por jugar al teatro terminó metiéndose en el papel que no debiera ser para ella.

Durante el juego de las máscaras, Paco redacta la historia de la canalla que no finge como los grandes hipócritas sino que trata de controlar su ira como toda digna mujer que no le importa la libertad, pero al momento de dar la espalda compensa con su muerte que dura un breve instante y con un grito a los otros, la falta de atención prestada.

Y Paco que sirve de cómplice anda en una encrucijada por ser el autor e identificarse con la protagonista pero amar en silencio a aquella que pudiera firmar contrato por un papel antagónico.

Paco no entiende el dilema y sólo ríe, casi prometiendo con esa sonrisa que contará la historia mientras guarda el secreto que por falta de una máscara, casi todos lo saben.