De masacres y memorias

Hace algunos días, entre copas y boleros y ya entrada la noche, nos dedicamos a hablar del país, pero cuanta memoria nos falta a los que no vivimos la época del terror.

Pocos periodistas, ya rayados de tanto hablar de lo mismo, tratan día a día de recordar y enseñarle a la nueva sociedad colombiana el por qué somos un país como el actual, porque pese a que santos en su Twitter sólo transmita buenas noticias, la guerrilla, los paramilitares, el narcotráfico siguen azotando al pueblo colombiano.

Mejor, a los pueblos, masacres como la de Bojayá, El Salado, las bananeras, aunque esta fue por otros motivos, y la de Trujillo, entre otras; son el resultado de un gran problema social,pero eso es algo que ya todos dan por entendido. Aquello que no ve, es el esfuerzo de los habitantes de estas zonas por no dejar perder el recuerdo. Hoy recibí una postal con palabras conmovedoras, de la masacre de Trujillo

" Si mi sangre contribuye para que en Trujillo amanezca y florezca la paz que tanto estamos necesitando, gustosamente la derramaré" P. Tiberio Fernández

No hay mas que decir, suena inaudito que mediante postales y recuerdos los habitantes traten de preservar el recuerdo, que en este país orgulloso de ser el más feliz del mundo, se le echo tierra.

Facebook

Lugar de encuentros, de charlas, reuniones y todo tipo de conversaciones, ninguna seria debo decirlo. Pero quizás lo más sorprendente sea ver a esta página social que ha tenido tantos seguidores como la nueva forma de llevar las plegarias a los muertos. Como si hubiera forma de preservar la figura de un ser ya inexistente mediante comentarios sin destinatario, denuncias, fotos.

Lo anterior, está exclusivamente reservado para los jóvenes y famosos, para las muertes repentinas, inesperadas. Curioso, que nadie recuerde a sus antepasados, a los abuelos que fueron los creadores de historias por una red social tan importante como la es el facebook.

Maricaditas varias

Amor, dinero, sexo, promiscuidad, drogas, nuevas enfermedades y como plato principal... Masacres. Son los temas de preferencia en el mundo actual, claro las quejas no son un parte de temas serios porque se volvieron lo único importante entre las amas de casa.

Sin embargo el problema no es que la gente a diario hable de lo mismo, el problema radica en que dejó de sorprenderse por los mismos y peor aún ya los desprecian, aunque no tengan mas temas para tratar porque las agendas noticiosas sólo están encargadas de contar una mínima parte de toda la historia, sin enlazar, por supuesto, lo sucedido durante medio siglo.

Pero como ya todos somos tan conocedores de lo mismo, entonces todos estamos en las facultades para dar consejos, al desahuciado le aconsejamos no aferrarse a la vida cuando nosotros lo que menos deseamos es morirnos, al separado que luche por su hogar porque añoramos ese hogar que nuestros padres nunca nos dieron, al enamorado estamos seguros de decirle que no se entregue porque la noche anterior descubrimos el sabor de la infidelidad porque ellos mismos la hicieron y así se desprenden una gran lista, toda ella carente de autoridad, al menos moral.

Lo cierto es que todas estas cosas que en la cotidianidad se convierten en nuestro tema cumbre no son mas que eso, cosas, maricadas, con las cuales nos encargamos de arruinar vidas ajenas y propias

Libertad

"La raza humana es harto uniforme. La inmensa mayoría emplea casi todo su tiempo en trabajar para vivir y la poca libertad que les queda, les asusta tanto que hacen cuanto pueden por perderla" Goethe

La otra noche, alguien exclamaba sentirse libre, como si algún ser humano pudiera pedir liberación y por un arte, divino quizás, esta fuese otorgada. Como si la libertad fuera algo mas que una palabra de esas que la revolución francesa dejó de recuerdo.

Libertad! que lindo suena, cuánto la pidieron nuestros ancestros, quienes hoy estarían revolcándose de ver como el mundo moderno se ata a las tecnologías y los placeres mientras proclama libertad por el hecho de poder gritar lo que quiere a quien quiere; sería igual pensar que las denuncias se pueden hacer públicas sin necesidad de pedir protección.

Pero para quienes pretenden seguir esperando a que la ansiada libertad llegue por manos de otros, quienes no se dan cuenta del error y la trampa de una palabra tan utópica, les queda la esperanza de ser libres de ellos mismos que se ponen las ataduras