martes, 1 de marzo de 2011

Hoy

Hoy fue un día agitado, entre la felicidad que corría por los pasillos y parecía apaciguar el estrés de la jornada, el dolor de saber que se puede perder a alguien en tan sólo una risa y el miedo, sí, el miedo.

El problema es que el miedo no corría por los pasillos, sino que penetraba en el alma y hacía que en el instante justo en que se daba el crepúsculo, la nostalgia apareciera en su lugar.

Hoy fue un día calmado, sin clase, con mucha gente y poco pensar. No hubo conversaciones serias más allá del susurro y los chismes de pasillo. Pero entre tantos chismes, nadie susurraba el nombre anhelado, nadie veía al muerto.

Hoy fue un día más de vida, que no se les permitió a los agonizantes, tampoco a aquellos que andan de vida en vida buscando la más cómoda.

Hoy, este hoy eterno que siempre viene con alguan nueva sensación, no será más que la antesala del mañana que traerá otras cosas

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