Alicia

Destrozaron a Alicia, primero, antes de matarla, la sedujeron con besos; la abrazaron, e incluso de la manera mas sutil, le hicieron el amor en la cama de una cabaña lejana. Luego, cuando el orgasmo había muerto y el sueño se hizo presente, él la despertó con caricias que desembocaron en un eterno masturbar.  Así pasó la noche entera, mientras Alicia creía que en la eternidad del amar.

En la mañana empezaron las torturas. Su nombre según él, era otro. ya no era Alicia, ahora era un fantasma de su pasado. Ahora, eran amores pasados que él aún no había enterrado. La llamó una y mil veces, luego remedió sus errores con una ruana.

Siguió adelante a pesar de tanto gris y cuando las cosas parecían en un buen punto; Alicia se volvió su títere. Un día la manejaba, otro día la tiraba y así esta muñeca sin dueño fue olvidada, destrozada y tirada.

Regalemos flores a la mujer que nos parió

Cerca estaba mi abuelo de cumplir 3 meses de muerto, cuando me di cuenta que mamá había muerto. Recuerdo que la última expresión humana, fue un gemido por el teléfono, en ese momento hubo un silencio largo: no dijimos más, supe en ese momento que sólo quedaba su cuerpo.

Hace menos de cinco días que ella ya no está aquí y hace cinco años que de mi papá sólo quedan recuerdos. Ahora a vísperas de mi cumpleaños se me ocurre que podría darle flores a la tumba de su cuerpo, después de todo sin ella hubiera sido imposible nacer.

Regalemosle flores a la mujer que nos parió el día que nuestros amigos celebran lo que se conoce como el cumpleaños. Digamosle que después de todo es una fecha especial, muerta o viva sirvió como puente para poder nacer.

Cómo llenar el vacío

Por mucho que duela aceptar que no está, el primer paso es entenderlo, después cuando la agonía de los días se vuelva más densa y las alucinaciones o los sueños sean cada vez más constantes, toca acudir a los recuerdos, sí, esos recuerdos que tantas lagrimas sacan al viento y tantas maldiciones merecen en un momento dado.

Después de las fotos, las cartas que, puede, nunca existieron, los planes del futuro o los mismos placeres cotidianos de levantarse un domingo muy temprano con el sonido de los boleros; el vacío se mengua, porque esos mismos recuerdos que tantas lagrimas sacan, hacen que la aceptación del ser que ya no existe en la vida actual, sea mas llevadera.

Sólo basta con sentir las manos suaves que rozaban la piel o las caricias inocentes y tiernas que alguna vez pasaron por el rostro, sí el mismo rostro que ahora se desfigura y se preocupa por no saber cómo llenar el vacío.

Muerte a la desesperanza

Los médicos, los bomberos y todos aquellos que tienen contacto casi diario con la muerte, hacen que toda la parafernalia de partir, sea más sencilla.

Pero estar hablando de ella todos los días, mientras se espera que alguien parta, es complicado, porque es la espera y el deseo de que no llegue conviviendo en una misma casa.

Sí, aún queda mucho por recordar, aún queda mucho por decir, pero el tiempo no da más espera y cada día desgaja un poco de vida.

Es claro que la imagen patética y cruel de un esqueleto en la cama no deja más que desear. De aquel hombre lleno de garbo, cuyos años mozos los pasó sentado en cantinas bebiendo los mejores licores, mientras tocaba un par de canciones y conquistaba a las muchachas del sitio, sólo queda eso, huesos en una cama y una débil voz que de vez en cuando se sube de tono para dar ordenes.

Qué difícil le es desprenderse de la vida, y no es para más. 83 años de canciones y placeres no son fáciles de dejar, además no debe ser fácil escuchar a un desconocido que finge afecto, mientras recomienda que lo mejor es que se deje morir, tampoco debe serlo el hecho de saber que la familia entera está despidiendolo desde hace ya 3 años y nada evoluciona. Es evidente que cuando se quita la camisa para bañarse, nunca se mira al espejo, sino se daría cuenta de que ya no hay mas pasos a seguir.

De masacres y memorias

Hace algunos días, entre copas y boleros y ya entrada la noche, nos dedicamos a hablar del país, pero cuanta memoria nos falta a los que no vivimos la época del terror.

Pocos periodistas, ya rayados de tanto hablar de lo mismo, tratan día a día de recordar y enseñarle a la nueva sociedad colombiana el por qué somos un país como el actual, porque pese a que santos en su Twitter sólo transmita buenas noticias, la guerrilla, los paramilitares, el narcotráfico siguen azotando al pueblo colombiano.

Mejor, a los pueblos, masacres como la de Bojayá, El Salado, las bananeras, aunque esta fue por otros motivos, y la de Trujillo, entre otras; son el resultado de un gran problema social,pero eso es algo que ya todos dan por entendido. Aquello que no ve, es el esfuerzo de los habitantes de estas zonas por no dejar perder el recuerdo. Hoy recibí una postal con palabras conmovedoras, de la masacre de Trujillo

" Si mi sangre contribuye para que en Trujillo amanezca y florezca la paz que tanto estamos necesitando, gustosamente la derramaré" P. Tiberio Fernández

No hay mas que decir, suena inaudito que mediante postales y recuerdos los habitantes traten de preservar el recuerdo, que en este país orgulloso de ser el más feliz del mundo, se le echo tierra.

Facebook

Lugar de encuentros, de charlas, reuniones y todo tipo de conversaciones, ninguna seria debo decirlo. Pero quizás lo más sorprendente sea ver a esta página social que ha tenido tantos seguidores como la nueva forma de llevar las plegarias a los muertos. Como si hubiera forma de preservar la figura de un ser ya inexistente mediante comentarios sin destinatario, denuncias, fotos.

Lo anterior, está exclusivamente reservado para los jóvenes y famosos, para las muertes repentinas, inesperadas. Curioso, que nadie recuerde a sus antepasados, a los abuelos que fueron los creadores de historias por una red social tan importante como la es el facebook.

Maricaditas varias

Amor, dinero, sexo, promiscuidad, drogas, nuevas enfermedades y como plato principal... Masacres. Son los temas de preferencia en el mundo actual, claro las quejas no son un parte de temas serios porque se volvieron lo único importante entre las amas de casa.

Sin embargo el problema no es que la gente a diario hable de lo mismo, el problema radica en que dejó de sorprenderse por los mismos y peor aún ya los desprecian, aunque no tengan mas temas para tratar porque las agendas noticiosas sólo están encargadas de contar una mínima parte de toda la historia, sin enlazar, por supuesto, lo sucedido durante medio siglo.

Pero como ya todos somos tan conocedores de lo mismo, entonces todos estamos en las facultades para dar consejos, al desahuciado le aconsejamos no aferrarse a la vida cuando nosotros lo que menos deseamos es morirnos, al separado que luche por su hogar porque añoramos ese hogar que nuestros padres nunca nos dieron, al enamorado estamos seguros de decirle que no se entregue porque la noche anterior descubrimos el sabor de la infidelidad porque ellos mismos la hicieron y así se desprenden una gran lista, toda ella carente de autoridad, al menos moral.

Lo cierto es que todas estas cosas que en la cotidianidad se convierten en nuestro tema cumbre no son mas que eso, cosas, maricadas, con las cuales nos encargamos de arruinar vidas ajenas y propias