jueves, 11 de marzo de 2010

Épocas

"Porque nadie volverá a comprender qué es pedir una compañía que parezca soledad".

Porque todo cambia y lo bueno o lo malo, aquello que cada cual valore, se va perdiendo entre la mente, se confunde con nuevas experiencias y se pierde el rastro de que lo malo también fue bello.

Por los viejos tiempos en los que no hubo cerveza, ni vino, ni llanto pero bastaba cruzar miradas sentarse en la piedra de un bosque compartido con otras 700 mujeres para darse cuenta que nada tenía sentido, que las charlas con aquellos que inspiraban lastima eran la crónica de un futuro. Por la reja que servía de cárcel y de paisaje; por todo lo que generó conflicto y hacía creer que la juventud estaba vacía pero que en un futuro poco prometedor estarían desencadenando una revolución.

Los buenos tiempos parecen próximos y separadas hacen más que dos entes agobiados; pero nadie olvidara las largas charlas, las risas, los bares sin licor, el licor sin alcohol que obraba maravillas, la música y todas las conversaciones que las hacían ajenas al mundo en el que ahora están sumergidas.

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