miércoles, 3 de marzo de 2010

Consuelo


Era como si después de tantos años volviese a vivir, su apatía a todo lo que pudiera generar un buen recuerdo había sido suprimido de su mente después de la separación con su esposo; pero estoy segura de que ese día ella volvió a vivir.
Nos encontrábamos en el ático reunidos viendo el lamentable estado en que se encontraba la abuela, lo más triste es que nadie parecía escuchar aquellas envolventes y reveladoras palabras de la abuela; nadie, incluso Consuelo que andaba totalmente calmada con aquel escalofriante suceso.

Recuerdo que luego bajamos a la sala para que la abuela pudiera descansar; pero antes de bajar había pedido que dejáramos sonar la radio en el cuarto de abajo, de forma obediente hicimos lo que pedía. Muchos fueron a la cocina por café, otros sólo salieron al jardín, en ese momento Consuelo y yo quedamos en la sala a merced de lo que quisiera sonar en la radio; era cierto que yo era sentimental, pero todos estábamos contagiados de este mismo deseo de llorar ante la posibilidad de perder a nuestro miembro mayor; todos excepto Consuelo que desde las últimas palabras de su ex marido había quedado sin ninguna emoción, según decía mi madre eso era fortaleza pero aquellos consejos de mujer resentida que solía darle a las casadas ponían en duda su verdadera intención.

Hubo un momento de silencio, y luego ocurrió. Era el sonido de un piano, era una melodía de Aznavour; por un breve instante el tiempo se congeló y luego del rostro de Consuelo, dos lágrimas se deslizaron. Era obvio que todo el tiempo que trató de negar sus emociones ahora se hacía presente en una canción, el piano nos acogía y nos hacia una sola, las dos sabíamos que la canción tenía una connotación especial en nuestras vidas; el momento parecía mágico, lo que no sabíamos era qué tipo de magia usaba el azar en aquel momento.

Sin poder dar marcha atrás sólo me miró y se dejó llevar por la música, ella había vuelto a vivir, y aunque parecíamos ignorar la historia de la canción, sabíamos que era ésta un recuerdo de la época en la que cada una pudo vivir su propia historia ya fuese filial o amorosa.

En el momento en el que Consuelo lloró, Lamentablemente la abuela murió, nadie sabe lo que pasó en la sala, pero yo sé que a pesar de la muerte de la abuela Consuelo volvió a vivir.

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