jueves, 8 de abril de 2010

La desconocida llamada del conocido


Levanté la bocina y escuche su voz, estoy segura de que era su voz.

Sí, esa que durante noches me mantuvo despierta, sí esa misma voz que empezó sus llamadas nocturnas con una excusa tonta, pero que poco a poco se convirtió en una necesidad.

Yo saludé con la misma euforia que mantenía después de haberlo visto, pero poco a poco me di cuenta de que la cálida voz sí era su voz, pero no era él ¿qué ocurría entonces?

Sí la voz parecía tranquila, bueno, yo diría que se notaba alterada pero trataba de conservar la calma, no había duda, era su voz; pero ¿por qué no tenía la propiedad y el cariño con el que me hablaba aun en los peores momentos? ¿Por qué el tono de su voz parecía darle referencias a desconocidos?

Pensé en reclamarle por su falta de apersonamiento con el rol de pareja que debía cumplir pero luego entendí que no se le puede contar toda la vida a un desconocido y que quizás sería más optimo seguirle la corriente y ahogar los sentimientos provocados por ese ente en otra parte que no fuera sus brazos.

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